Saltar al contenido

Entre el amor y la magia: el Ballet Clásico De Cuba, Camagüey, nos hechiza con “El lago de los cisnes”


El 15 de junio, y por primera vez en Barcelona, la magia de El Lago de los Cisnes se sube al Teatre Apolo, para hechizar a la Ciudad Condal.

Y el 5 de julio, el hechizo de Odette y Sigfrido, vuela hasta Madrid para enamorarnos en el Teatro EDP Gran Vía.

Esta es su tercera Gira por España y es una oportunidad única para ver al Ballet de Camagüey. Sólo 8 únicas semanas entre Barcelona y Madrid para ver al Ballet Clásico de Cuba en su magnífica interpretación de El lago de los Cisnes, con 32 bailarines sobre el escenario que van a conseguir volver a enamorarnos de este hechizo de amor.

El Ballet Clásico de Cuba (1967-2023) Camagüey lleva más de 55 años llenando los principales teatros del mundo. Es la segunda compañía de ballet clásico fundada en Cuba, 1967 bajo la dirección de Vicentina de la Torre y contó también con la dirección del maestro Fernando Alonso.

Ha incursionado en numerosos escenarios de Europa y América, y cuenta con un repertorio donde conviven desde las obras más tradicionales, hasta las más atrevidas vanguardias.

Estabilidad, trabajo conjunto, compenetración y la metodología de la Escuela Cubana de Ballet, conforman esta Compañía de estilo clásico, que, junto al Ballet Nacional de Cuba, son las únicas de este tipo en el país. En su repertorio figuran más de 250 producciones de ballet, principalmente de corte clásico (aunque también los hay neoclásicos y contemporáneos): El lago de los cisnes, Cascanueces, Giselle, La fille mal gardee, Coppelia, Don Quijote…

Fernando Alonso: un maestro de la vida y un sacerdote de la danza.

La huella de un maestro de danza suele vivir en el genio y el espíritu escénico de los bailarines, sus obras más perfectas. La obra de Fernando Alonso es la historia del ballet cubano. Fundador de la primera compañía de danza clásica profesional del país, de la escuela cubana de ballet y su metodología, escrita por él. Sobran motivos para que las principales generaciones de bailarines cubanos respeten a Fernando Alonso.

“Maestro no es el que sólo da la clase de ballet. Un verdadero maestro prácticamente vive con el alumno, es quien le enseña la vida”, decía el Maestro Alonso. “Ésta es una carrera de dos personas: el que baila y la persona que lo ve y da las correcciones. Todos los grandes bailarines tienen siempre detrás al maestro, que es la figura desconocida, escondida detrás del bailarín”.

A inicios de la tercera década del siglo pasado, los hermanos Fernando y Alberto Alonso decidieron viajar al extranjero porque los estudios de ballet que existían en Cuba no tenían fines profesionales. En Nueva York, Fernando coincidió con muchos de los más importantes maestros, bailarines y coreógrafos del momento: Leonid Massine, Anthony Tudor, Jerome Robins, Mijaíl Fokin, Georges Balanchine o Agnes de Mille, entre otros.

Sus experiencias en el Ballet de Mordkin, el Ballet Caravan y el Ballet Theatre le fortalecieron como bailarín. Igualmente, su paso por las comedias musicales de Broadway le aportaron matices interpretativos que luego desarrolló en las obras de los coreógrafos antes mencionados.

Se casó con Alicia Alonso en el verano de 1937. La llegada de Laura, única hija del matrimonio, y las ansias de bailar profesionalmente y con mejor calidad incentivaron a la pareja a duplicar el esfuerzo. En Nueva York, Alicia se creció como bailarina. Adquirió un extraordinario dominio de la técnica y se probó en papeles de fuerte carga dramática y psicológica.

Alberto, Alicia y Fernando, la famosa trilogía Alonso, fundaron el 28 de octubre de 1948 la primera compañía profesional de danza en Cuba: el Ballet Alicia Alonso, que con el tiempo tomaría el nombre de Ballet Nacional de Cuba (BNC).

La necesidad apremiante de una escuela que produjera bailarines propios obligó a la creación, en 1950, de la academia. La metodología escrita por Fernando, con Alicia como patrón, guio los pasos de la escuela cubana de ballet y constituye aún su legado más valioso. Es un híbrido virtuoso que reúne los elementos representativos de las cinco escuelas precedentes: francesa, rusa, italiana, danesa e inglesa, con los sentimientos, características y formas expresivas del cubano.

“Los bailarines cubanos tienen una gran sensualidad, las mujeres son coquetas por naturaleza y el hombre muy viril, lo cual crea un contraste muy bello en la pareja.”

En 1975, a raíz de su divorcio con Alicia, el Maestro tomó la dirección del Ballet de Camagüey. “Eso fue como renacer porque repetí casi todo lo que había hecho con el Ballet Nacional. Logré que saliera la Compañía a viajar por el mundo con muchísimo éxito y me sentí muy feliz con el trabajo entusiasta de los bailarines”.

Por supuesto, bajo la dirección del padre de la escuela cubana, el Ballet de Camagüey elevó su nivel a un rango internacional. Fernando Alonso, el Maestro, como prefieren llamarle en Cuba, nunca dejó de supervisar la enseñanza del ballet en su país.

El Lago de los Cisnes, obra cumbre del ballet clásico

A través de una impresionante coreografía, nos sumerge, en un inolvidable cuento de hadas. La joven reina Odette es víctima del hechizo del terrible brujo Von Rothbart, que la convierte en cisne y únicamente le permite adoptar forma humana durante la noche.

El hechizo acabará cuando un hombre le jure amor eterno. Sigfrido se enamora de Odette pero el malvado brujo le pondrá todo tipo de trabas para impedir su amor. La obra transcurre entre el amor y la magia, enlazando en sus cuadros la eterna lucha del bien y del mal.

Estrenado por primera vez en el Teatro Bolsoi en Moscú (Rusia) en 1875, El Lago de los Cisnes está basado en un cuento de hadas con tintes románticos, una historia sobre transformaciones, encantamientos y monstruos en la que solo el amor es capaz de redimir a sus protagonistas. La música original fue compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky, y es el primer ballet del autor ruso. A pesar de la tibia acogida que tuvo en un principio (la crítica llegó a decir de la obra que “difícilmente se convertirá en un ballet de repertorio y nadie lo va a lamentar”), un segundo estreno casi veinte años después, coreografiado por Marius Petipa, lo colocaron como obra cumbre en la carrera del compositor y en la historia de la danza clásica.

+ info y venta de entradas: http://www.gruposmedia.com/ & http://www.teatreapolo.com/