Saltar al contenido

Entrevista a Tanguy Viel: ‘’La escritura es un deporte de combate que tiende a transformar simbólicamente a las fuerzas de poder”, por Joanvi Chordá


Imagen de Tanguy Viel. Cortesía del Institut Français de España.

El escritor francés ha publicado recientemente ‘La chica de compañía’, una novela ambientada en la Francia actual que denuncia la corrupción y el abuso de poder de las instituciones políticas hacia personajes femeninos como Laura. Viel ganó el Grand Prix RTL Lire de Francia en 2017 por su libro ‘Artículo 353 del código penal’.

¿Por qué asemejas el acto de escribir con un combate de boxeo? ¿Es una forma de luchar contra las fuerzas del poder?

Digamos que para mí el boxeo es más bien una metáfora de la encarnación. Lo que veo bonito en el boxeo es esta especie de hiperpresión en un cuerpo, que para mí es una imagen de la escritura y es lo que voy buscando a la hora de escribir, que el lenguaje tenga la misma intensidad que un verdadero cuerpo. Desde luego, es cierto que en mis últimas novelas otro tipo de motor de escritura ha sido una especie de tentativa de retorno del orden de las fuerzas. La escritura es un deporte de combate que tiende a transformar simbólicamente a las fuerzas de poder.

¿Qué experimentas al explorar mediante la literatura la alienación de los seres? ¿Cómo ha sido ese proceso con el personaje de Laura en ‘La chica de compañía’? 

De forma general, me identifico con facilidad con los más débiles, como ha sido este caso con el personaje de Laura y con los personajes desposeidos o alienados. La vida misma se integra en la narración de los personajes porque la escritura es el lugar donde se puede refundir la subjetividad de un narrador o la de un personaje, y darle la posibilidad de soberanía. Concretamente, el personaje de Laura se encuentra en un momento de gran debilidad, ya que acaba de demandar expresamente en la polícia la agresión sexual que sufrió. Por situaciones como esta, añado un narrador exterior a modo de asistente que va a ayudarla poco a poco porque la otra función de la escritura es la de reestablecer la situación establecida.

¿No crees que personajes como el del alcalde demuestran que el patriarcado es más vulnerable de lo que aparenta?

No sé si es la respuesta esperada, pero este libro que he publicado ambientado en la actualidad no hubiera podido escribirlo si no me hubiera llegado el sentimiento de la revolución feminista. Me parece que en el libro la figura del poder masculino permanece muy solida y sobre todo el que se encuentra en las esferas del poder. El hecho de que escriba un libro como este puede que sea uno de los síntomas del presente, en el que yo como hombre de 50 años puedo tener la posibilidad y las ganas de empatizar con una chica que padece esta situación. Puede ser que este libro no hubiera podido escribirlo hace 20 años.

¿Crees que la representación costumbrista de las personas de a pie de calle supone una (contra)fábula contra quienes se creen los dueños de todo?

Ciñéndome a toda la literatura existente desde hace 200 años, creo que es muy dificil o incluso imposible escribir desde el punto de vista del poder porque por definición el poder es la lengua oficial de la literatura. La literatura siempre representa el lugar de la inquietud y la apertura de algo nuevo y de nuevas miradas. Es decir, que se da voz a otros tipos de personajes que no tienen el poder y eso ya se convierte en una contrafábula. Pero creo que una de las funciones de la escritura es precisamente la de dar la palabra a unas personas que están privadas dentro del entorno social.

¿En qué supera la realidad a la ficción ‘La chica de compañía’?

La realidad sobrepasa a la ficción. Yo me he quedado con la sensación de que he hecho una novela con la que he tratado de superar la realidad mediante unos personajes más elaborados y con más empuje que en la realidad. Además de que los personajes secundarios presentan un ritmo narrativo que puede que la realidad no tenga. Más allá de la ficción no siempre hay un personaje boxeador que se cargue al hombre poderoso.

***

Agradecimientos: David Radin, Responsable del Departamento de Comunicación y Prensa Institut Français de España