En Cultura Press asistimos a la última exposición, del escultor Jorge Palacios en la cual presentó su escultura más reciente,titulada «White Particle».
Jorge Palacios, nació en España en 1979 y reside en Nueva York hace años.Es un escultor conocido por su trabajo en diversos materiales y estilos. Su obra suele explorar temas como la forma, el movimiento y la conexión con el entorno Sus arte se han exhibido en espacios públicos y museos de renombre.
Ha expuesto en instituciones como el Museo Noguchi y el Museo de Bellas Artes de Guadalajara. Su trabajo se encuentra en colecciones en Canadá, Suiza, España y Estados Unidos. Palacios ha sido ponente en diversas conferencias y ha recibido múltiples becas, siendo miembro de varias organizaciones de arte contemporáneo.
La presentación se llevó a cabo en el edificio insignia de Porcelanosa en la Quinta Avenida de Manhattan, frente a la Plaza Flatiron. En este mismo lugar, Jorge exhibió su icónica escultura de gran escala, «Link», en 2018, Este emblemático edificio, conocido anteriormente como el Commodore Criterion y renovado originalmente por Norman Foster en 2015, ha pasado por nuevas y extensas renovaciones. Porcelanosa ha organizado una gran reapertura y le ha pedido a Jorge que presente una selección de sus esculturas más recientes en su espacio principal, en el primer piso.
P: ¡Jorge, enhorabuena por tu nueva exposición! ¿Puedes contarnos sobre “White Particle” y qué te inspiró para esta pieza?
JP: Para mí es fácil hablarte de mi pasión por la física, la astrofísica o la física de partículas; en concreto la idea de esta obra surge de una conversación con un físico teórico del MIT en California acerca de qué forma tendría la materia oscura si esta tuviera forma conocida. Pero la inspiración no es solo eso, también es ese momento eureka cuando descubres un mundo de posibilidades con un nuevo material y eso exactamente me sucedió aquí, en este mismo edificio, anteriormente conocido como el Commodore Criterion, que es la sede principal de Porcelanosa en el centro de Manhattan y el motivo por el cual se esté hoy presentando al público exactamente aquí “White Particle”, mi primera obra de escala humana hecha en Krion.
La carrera de un escultor suele ser una incansable búsqueda por encontrar el material perfecto que le permita enfatizar los sentimientos que pretende expresar y cumpla con las altas calidades imprescindibles del mundo del arte y los requerimientos de fabricación.
Esa inspiración que cambió mi carrera artística en cuanto al material se la debo a las primeras conversaciones que tuve con Carlos Monsonis, el que es uno de los mayores conocedores del Krion en los Estados Unidos y que a través de su pasión me hizo entender las increíbles posibilidades del termoconformado con Krion y su gran versatilidad.
P: ¿Y entonces por que el Krion y no otro material termoconformable? Háblanos de la creatividad con este material o de como conecta con tu obra.
JP: Para quien no lo conozca se trata de un material mineral de aspecto cerámico que te permite a través de moldes, con el proceso de termoconformado, curvar una lámina plana de 13mm en cualquier forma que te puedas imaginar y cuando el Krion se enfría vuelve a sentirse pétreo, pero con la ligereza de una escultura de 13mm de grosor. Imagina que si fuese de piedra o bronce no se podría haber instalado donde se encuentra ahora mismo porque su peso rompería el suelo. Para mí, no es solo un material sostenible creado para el uso de fachadas en exterior apto para resistir las condiciones climáticas más severas e inmune a la corrosión de la gran mayoría de los ácidos. Lo más increíble es que, debido a la gran calidad de sus partículas minerales y sobre todo a su increíblemente pequeño tamaño, puedo conseguir con él una superficie tan suave que apetece ser acariciada. Todo mi trabajo artístico gira en torno a la suavidad de la curva y cómo esta puede inspirar sensaciones del ámbito de lo orgánico o del ámbito de lo fluido. Pero sin duda lo que más me impactó cuando conocí el material es el modo en que juega con la luz; es algo sutil pero impresionante a la vez ya que, al ser un material no totalmente opaco ni totalmente transparente, permite que la luz lo atraviese ligeramente y hace que la luz se refleje desde el interior, lo que ayuda a expresar en mi caso mayor sensación de suavidad y permite la contaminación lumínica del entorno, así que podremos ver sutiles tonos azules del cielo en las sombras medias. Todas estas extraordinarias características son algo que sin duda no podrían decirse de otros materiales termoconformables.
P: “White Particle” se ha presentado en el edificio de Porcelanosa conocido como el Commodore Criterion y renovado en 2015 por Norman Foster. ¿Cómo es la interrelación entre arquitectura y escultura en tu proceso creativo?
JP: Vine a Nueva York porque un arquitecto que no necesita presentación, Peter Marino, había mostrado interés por mi trabajo. Hice mi primera exposición en el estudio de arquitectura de Steven Harris y Lucien Rees Roberts porque ellos querían presentar mi trabajo a sus clientes y empezar a colaborar en proyectos site-specific. He expuesto con Santiago Calatrava en el Museo Würth, y recientemente fui invitado por el arquitecto Sameer Kumar a dar una conferencia en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Princeton. Existe un interés natural por mi trabajo desde el mundo de la arquitectura al igual que a mi me apasiona su trabajo; ambos hablamos el mismo lenguaje, el lenguaje del volumen. Para mi colaborar con arquitectos es integrar, entender la escala, los materiales de sus proyectos, texturas, el funcionamiento de la luz en el espacio que han creado y pensar en una obra escultórica para ellos que se sienta tan natural en su proyecto como para que se perciba como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar.
P: Tu obra se ha mostrado en varios espacios públicos y museos reconocidos. ¿Cómo sientes que el arte público difiere de las exposiciones en galerías?
JP: Ambos son reconocimientos sobre el interés de la obra del artista. Si pensamos en la función del museo o la galería tienen propósitos diferentes. La comercialización del arte requiere rentabilidad y la programación del contenido de un museo debe ser relevante para la sociedad. En cambio, para un artista, ser rentable o relevante no es el objetivo sino la consecuencia, ya que, en el caso del artista, o al menos en el mío, lo que prevalece es la necesidad de expresar, independientemente del contexto.
El reconocimiento del mercado del arte o de las galerías nos dice que un trabajo es lo suficientemente valioso para las colecciones y los coleccionistas como para invertir en él. Esto a lo largo del tiempo, en mi caso más de veinticinco años de manera continuada, nos habla no solo de la trayectoria sino también de la potencial proyección del artista.
En cambio, las exposiciones en espacios públicos y museos se sienten como el gran reconocimiento a una trayectoria ya que la gran mayoría de los artistas vivos nunca consiguen llegar a exponer ni en espacios públicos ni en museos. En mi caso, museos como el Museo Würth, el Museo de Bellas Artes de Guadalajara, el Museo de Santa Cruz o la Sala Mirador del Museo Thyssen-Bornemisza entre otros, que han dado cabida a mis exposiciones, representan un gran reconocimiento. Y sin duda destaca en mi trayectoria el Museo Noguchi en Nueva York, el cual programó una gran exposición individual de mi trabajo en dialogo con toda la colección permanente a través de casi todas las salas de la planta principal. Algo inédito hasta la fecha ya que, hasta entonces, solo habían expuesto en el museo los trabajos de artistas coetáneos al maestro Noguchi.
P: En 2015 tu obra empieza a exhibirse tanto en espacios públicos como en galerías en Nueva York. ¿Encontraste alguna diferencia entre la percepción del público sobre tu obra en España tras haber estado en Nueva York?
JP: Mi trabajo lleva presente muchos años en Nueva york. Mi primera exposición individual fue hace nueve anos y, desde entonces, ha habido un total de cinco exposiciones individuales, de las cuales como decía anteriormente, una ha tenido lugar en un museo en Nueva York, el Museo Noguchi. En cuanto a espacios públicos, mi primera escultura pública en Nueva York fue exhibida en el SoHo y la segunda fue instalada entre la Quinta Avenida y Broadway, frente al icónico edificio Flatiron.
Nueva York es el objetivo más difícil de alcanzar, inaccesible para la mayoría, y se convierte en un icono y sinónimo de éxito para los que aquí exponemos. El público tanto en España como en cualquier otro país lo percibe como un antes y un después en la carrera de un artista. Para los españoles, en concreto según me dicen, un motivo de orgullo y para los museos españoles y sus colecciones un artista imprescindible que representa lo que estamos haciendo actualmente los escultores españoles por el arte español en el extranjero.
P: Has recibido reconocimiento de diversas publicaciones e instituciones. ¿Cómo percibes el papel de la crítica en tu trayectoria artística?
JP: Siempre intento ser muy consciente de que el objetivo no soy yo, sino que es mi trabajo el que importa e intento mantenerme enfocado. Sé que la exposición en el Museo Noguchi generó ciento quince millones de impactos en los medios de comunicación, pero pienso que esto no te tiene que cambiar como artista. Cada publicación es una nueva oportunidad de dar a conocer tu trabajo. El reconocimiento solo es la confirmación de que vas por el camino correcto y que tu trabajo importa.
P: Tu obra explora la mecánica de fluidos, el movimiento, la transformación y la interconexión entre las formas. ¿Tu interés en los principios de la física es algo que determinó el desarrollo de tu carrera artística?
JP: Efectivamente, investigo sobre los límites de la comunicación visual, intentando identificar dentro del conocimiento colectivo qué aspectos son recurrentemente reconocidos por el espectador como sensaciones de fluidez, e intento crear una especie de oxímoron visual que haga reflexionar al espectador acerca de por qué percibe la sensación aparente de un líquido cuando nuestra experiencia nos indica que lo que tenemos ante nosotros es un sólido. Contraponiendo la intuición a la reflexión se crea un espacio para el pensamiento profundo.
Para intentar sugerir esta transferencia de propiedades entre un material y otro, estudio dentro de la física de los materiales, qué comportamientos intervendrían en el caso de este material sugerido; comportamientos como pueden ser la gravedad, la mecánica de fluidos o la tensión superficial entre otros para producir con precisión las morfologías de lo fluido que me ayudan a crear esta especie de paradoja visual u oxímoron escultórico. Para mí la física es ese lenguaje universal que todos intuimos o entendemos, independientemente de nuestro origen o cultura, que me sirve para reflexionar con el espectador.
Victoria Freire ( VictoriaFreire.com) es una actriz, guionista y dramaturga española asentada en la ciudad de New York hace años. Se define como una persona esencialmente curiosa y pasional. Este afán de aventuras le ha llevado a trabajar en varios países y a vivir en varias ciudades como Madrid, Londres y Nueva York.
En la actualidad se encuentra inmersa en la preparación de su primera obra como directora de teatro en la gran manzana. Actualmente colabora con Cultura Press como corresponsal en NYC y varios medios de prensa culturales en su ciudad adoptiva.
Podéis seguir su trayectoria en su cuenta de Instagram www.instagram.com/victoriafreireoficial y en Linktree linktr.ee/mvictoriafreire .