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Gaviota rompe barreras en Nueva York con una adaptación revolucionaria en español


La versión argentina de La gaviota, escrita por Antón Chéjov hace 128 años, ha hecho historia al convertirse en la primera obra representada íntegramente en español, sin subtítulos en el prestigioso Brooklyn Academy of Music (BAM)

Adaptada por el dramaturgo argentino Juan Ignacio Fernández y dirigida por Guillermo Cacace, ofrece una interpretación contemporánea y audaz de la obra; en primer lugar, por la puesta en escena minimalista de la obra. Las cinco actrices que representan los papeles principales se sientan alrededor de una gran mesa repleta de botellas de vino, agua y patatas. Este formato de «lectura dramatizada» está marcado por la ausencia de cualquier elemento del teatro convencional, no hay escenografía, ni vestuario. Quince sillas vacías alrededor de la mesa invitan a algunos espectadores a participar de forma inmersiva en la obra sentándose junto a las intérpretes.

La intensidad de las confrontaciones entre los personajes y su dolor interno trascienden al punto de hacer al espectador cómplice directo, quien puede sentirse en ocasiones como un voyeur ante momentos de crudeza emocional y vulnerabilidad extrema.

Otro de los aspectos más notables de esta versión es la elección de su elenco, compuesto únicamente por mujeres, que interpretan todos los papeles, incluso los que eran originalmente masculinos. Cacace explica en la introducción a la obra, que este cambio, obedeció a un deseo de trabajar con esas actrices sin importar su género.

Esta apuesta es, asimismo, una decisión artística que permite explorar desde otro enfoque las dinámicas de poder y las relaciones interpersonales en la obra. Paula Fernández Mbarak interpreta a Arkadina, la famosa actriz egoísta; Muriel Sago es Kostia, su hijo escritor; Romina Padoán interpreta a Nina, la aspirante a actriz; Marcela Guerty se mete en la piel de Trigorin, el escritor contradictorio; y Clarisa Korovsky da vida a Masha.

Fernández logra también una transformación crucial en la dramaturgia al otorgar a Masha, la asistenta, un renovado protagonismo acentuando de esa manera la complejidad de los personajes destinados a vidas insustanciales en silencio. Esta revalorización del personaje se convierte en uno de los puntos álgidos de la obra.

Los ensayos, que comenzaron en marzo de 2020 cuando estalló la pandemia, fueron realizados a través de videoconferencias. Fue precisamente la necesidad de adaptarse a las restricciones de ese momento lo que llevó al director a una apuesta íntima de la obra al eliminar elementos escenográficos y concentrarse en la sustancia del texto y la palabra.

La apuesta de Cacace nos conecta al mundo de Chéjov desde una perspectiva actual. El Siglo XIX y el mundo contemporáneo se siguen moviendo por los mismos anhelos humanos con temas universales como el deseo de trascendencia, los conflictos en el amor y el arte en un mundo en continua transformación.

Gaviota es una experiencia teatral subversiva que sumerge al espectador en un universo íntimo y conmovedor. El minimalismo de la puesta en escena invita a reinterpretar esta realidad desde un punto de vista mucho más visceral y doloroso que en otras versiones de la obra sumergiendo al espectador en un mundo de emociones interpretado magistralmente por el elenco de la obra. La sencillez escénica se convierte en un puente entre el actor y el espectador, creando una experiencia teatral única.

Phot credit Steven Molina Contreras