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Llega al Teatro Quique San Francisco “Canción del primero deseo”, una obra que exhibe las heridas causadas por la desmemoria histórica


Tras estrenarse la temporada pasada en Teatro de La Abadía, la obra Canción del primer deseo, que impulsan su propio elenco en colaboración con el director de la obra -Julián Fuentes Reta- junto con el dramaturgo australiano Andrew Bovell, llega al Teatro Quique San Francisco del 7 al 23 de junio.

Después de colaborar en las obras Cuando deje de llover (Premio Max al Mejor Espectáculo, Mejor Dirección y Mejor Actriz de Reparto) y Las cosas que sé que son verdad, la compañía que forman las y los intérpretes Consuelo Trujillo, Olga Díaz, Borja Maestre y Jorge Muriel (traductor del texto), en colaboración con Julián Fuentes Reta -director de la obra-, trabajaron durante cinco años con el dramaturgo australiano Andrew Bovell. De múltiples testimonios reales que se manejaron, así como las propias historias del elenco y las de sus mayores, más los cientos de historias que se parecen a todas ellas, surgió la obra Canción del primer deseo, un repaso, desde el patio de una cosa, a la desmemoria histórica que ha marcado las últimas décadas en España.

Es una obra que se ancla en tres momentos: 1943, 1968 y el presente. Su ambición es, así, transgeneracional, y poéticamente se inspira en la “Cancioncilla del primer deseo” de Federico García Lorca. Cierra la trilogía comenzada con Cuando deje de llover y continuada con Las cosas que sé que son verdad, y acerca la maestría internacional de Bovell a la necesidad de una Memoria Histórica en España.

Este es un viaje que se inicia en el jardín de una casa en el Madrid actual. Canción del primer deseo habla de las heridas que se provocan en la etapa del franquismo y la Guerra Española del 36, y, tras el proceso de desmemoria histórica y el exilio, aún se mantienen sangrantes en las familias, y en forma de trauma compartido en la sociedad. Cada intérprete del elenco da vida a dos personajes distintos dentro de la historia, que, en varios casos, incluso son antagónicos entre sí, enfatizando la idea de las dos Españas.

Tomando la reivindicación de la memoria como eje, se aborda esa polarización que se impuso en nuestro país, la construcción de la identidad a partir de la clase, el privilegio y las ideas, la inmigración, los bebés robados o la violencia machista. Frente a las heridas, se reivindica la importancia de lo colectivo, de recordar y restituir.