El actor madrileño Gonzalo Bouza se adentra en la piel de Guillermo, heredero al trono español en un mundo devastado por los caminantes. En esta tercera temporada de “The Walking Dead: Daryl Dixon” rodada en España, Bouza revela el pulso interno de su personaje entre la rigidez y la herida emocional, y celebra la libertad creativa, el talento del equipo y el lujo de compartir escena con nombres como Norman Reedus, Melissa McBride u Óscar Jaenada. La serie se emite en AMC+ (disponible en Vodafone TV, Amazon Prime Video y Apple TV).
¿Quién es el personaje de Guillermo y qué puedes contarnos de su trama en la temporada?
Guillermo es el siguiente en la línea de sucesión al trono de España. Fue criado y educado para ser rey, pero el apocalipsis de los “walkers” se cruzó en su camino.
Es un hombre estricto, tradicional, formado bajo normas rígidas y arcaicas. Le atrae lo que no cambia, lo que permanece. Pero ese es un punto de partida complicado en un mundo dominado por el caos, la anarquía y los “caminantes”.
Lo interesante es que su obsesión por controlar lo que le rodea no nace solo de su carácter, sino también del dolor. Es su forma de lidiar con la pérdida, con el miedo, con la sensación de haberlo perdido todo. En el fondo, detrás de esa rigidez, hay un conflicto muy humano. Guillermo soporta una gran herida que le hace operar de una forma muy específica.
¿Has tenido libertad creativa?
Absolutamente. Desde el primer día sentí la confianza del director, Dan Percival, así como del showrunner David Zabel, Jason Richman, Norman y Melissa. Siempre hubo espacio para proponer, aportar ideas y explorar, y encontré una escucha activa y generosa por parte de todos. Es más, sin hacer ningún spoiler, puedo decir que hay algunas cosas en ciertas escenas que son de mi propia cosecha.
En la fiesta de estreno de la tercera temporada hablaba justamente de esto con Dan. Él me decía que una de las partes más importantes de su trabajo es crear las mejores condiciones posibles para que los actores y actrices, y resto del equipo, podamos desarrollar nuestro trabajo y creatividad. Y eso fue exactamente lo que hizo.
¿Qué nos dirías que no se haya dicho ya que defina la temporada 3 que se ha rodado en España?
La verdad es que no estoy al tanto de todo lo que se ha dicho, jajaja. Pero, para mí, esta temporada es una mezcla entre un spaghetti western y una película de género, con una atmósfera profundamente cinematográfica. Cada capítulo se siente como una pequeña película en sí misma, con localizaciones impresionantes y una fotografía espectacular. Además, la historia de nuestro país adquiere un protagonismo especial dentro de una trama imprevisible, que consigue engancharte desde el primer momento. Es una temporada muy especial, con una identidad propia y una calidad que la hacen única dentro del panorama actual.
¿Cuéntanos algo sobre el rodaje que más te haya impactado o marcado?
Una de las cosas que más me ha impactado es la envergadura de una producción de este calibre. Un equipo gigantesco, formado por algunos de los mejores profesionales de la industria nacional e internacional, desde sonido, maquillaje, fotografía y vestuario hasta efectos especiales, dirección, localizaciones y producción.
Lo que más me ha impresionado y emocionado, ha sido ver a un equipo de casi 300 personas volcarse al máximo, día tras día, para hacer realidad esta maravillosa tercera temporada. Una auténtica maquinaria de talento y compromiso, funcionando como un reloj.
De corazón, siento que tanto el reparto como el equipo técnico han formado un auténtico dream team.
¿Cómo es rodar una de zombies?
Pues mira, ¡una pasada! Para mí ha sido algo totalmente nuevo. Había hecho cine de género, sí, pero nunca algo con zombies, y ha sido súper divertido y emocionante.
Una cosa que repito mucho es que formar parte de un universo tan mítico como The Walking Dead ha sido un sueño hecho realidad. Me acuerdo perfectamente de cuando vivía en Nueva York y veía la serie original… Si alguien me hubiera dicho entonces que acabaría formando parte de ese universo, me hubiera costado creérmelo.
¿Qué has aprendido de rodar con los protagonistas americanos que puedas compartirnos?
Profesionalidad y bondad. Tanto Norman como Melissa son dos profesionales como la copa de un pino, y al mismo tiempo, personas cercanas y generosas. Siempre estaban dispuestos a hablar sobre la escena, a escuchar propuestas, o a soltar una broma en el momento justo. Transmiten un respeto enorme por el trabajo de los demás, tanto del reparto como del equipo técnico. Son el ejemplo perfecto de que se puede ser excelente en lo profesional sin perder la calidez en lo personal.
¿Y cómo es rodar con Noriega, Jaenada y el resto del maravilloso reparto patrio?
Pues tres cuartos de lo mismo… una auténtica pasada, la verdad. Compartir escenas, paseos, cenas y risas con artistas como Jaenada, Noriega y todo ese equipazo ha sido un verdadero lujo. Mención especial al placer de trabajar con Óscar Jaenada: he compartido varias escenas con él esta temporada y es increíble. Menudo actorazo, currante y talentoso, y además, un compañero excepcional.
La labor en la dirección de casting de Luci Lenox y de su equipo en Frank Stein Studio es realmente admirable. Desde los protagonistas hasta quienes solo tuvieron una jornada de rodaje, todos y todas están impecablemente seleccionados y bordan sus interpretaciones.
Además, no solo me llevo compañeros: en muchos casos también me llevo amigos. Personas a las que ya admiraba desde hace tiempo, otras que han sido un auténtico descubrimiento y que ahora tengo la suerte de poder llamar amigas y amigos. Me siento profundamente agradecido y afortunado por haber vivido esta experiencia con ellos. Ha sido un viaje precioso, del que he aprendido muchísimo y que he disfrutado de principio a fin.
¿Cómo es la forma de trabajar del equipo americano?
La verdad es que esa parte no ha sido especialmente novedosa para mí, ya que he trabajado anteriormente en producciones norteamericanas y viví durante once años en Estados Unidos, entre Nueva York y Los Ángeles.
Es cierto que existen diferencias claras, sobre todo en lo que respecta a lo reglado de la industria. Pero, por encima de todo, creo que la mayor diferencia está en la magnitud de las producciones, la financiación y la forma en que entienden el audiovisual como una industria y un negocio.
Ahora bien, en lo creativo y técnico, no tenemos nada que envidiar. Tenemos que sentirnos muy orgullosos y orgullosas del talento que hay aquí.
¿Lo más duro del rodaje?
Aunque suene a topicazo, la verdad es que no hubo nada especialmente duro. Si acaso, las inclemencias del tiempo —sobre todo en invierno, rodando a temperaturas muy bajas y con mucha humedad— podían complicar un poco las cosas. Aun así, siempre contábamos con el equipo de dirección y vestuario “al quite”, listos para traernos ropa de abrigo entre toma y toma.
¿Lo mejor del rodaje?
Todo. La historia. Mis compañeros y compañeras. El universo de The Walking Dead. Disfrutar como un enano interpretando a Guillermo. La confianza depositada. Viajar de un lado a otro del país como si fuéramos una gran familia. Las risas en los momentos de descanso. Los abrazos. La admiración por un equipo de diez. Y, sobre todo, comprobar que el resultado final está a la altura del enorme esfuerzo que puso cada integrante de este equipazo.
¿Ganas de más rodajes de género?
Ahora que le he pillado el gustillo y he cogido carrerilla, estaría encantado de seguir participando en más proyectos del género, tanto en cine como en televisión. Estoy completamente abierto a lo que el universo me tenga preparado.
¿Qué te apetecería que fuera lo próximo?
¡Me apetecen tantas cosas! Estoy deseando hacer comedia, por ejemplo, aunque también disfruto muchísimo con el drama. Me apasiona explorar la vulnerabilidad del ser humano.
Me encantaría volver a trabajar con gente tan brillante como Alejandro Amenábar, Koldo Serra o Paco Cabezas. Y cruzo los dedos para poder colaborar algún día con personas a las que admiro profundamente, como Icíar Bollaín, Pilar Palomero, Félix Sabroso (he amado Furia, mucho, mucho), Pedro Almodóvar, Alauda Ruiz de Azúa, Carla Simón o Rodrigo Sorogoyen, por mencionar solo a unos pocos.
No me escondo, la lista de deseos es interminable… y oye, por pedir, que no quede. Ah, y estoy deseando trabajar con Javier Bardem: ¡creo que podríamos hacer perfectamente de hermanos, que me disculpe mi querido Carlos Bardem!
¿Próximos estrenos?
Estoy deseando que se estrene In the Grey, una película muy divertida y canalla dirigida por Guy Ritchie. Tuve la fortuna de compartir escenas con los maravillosos Henry Cavill y Jake Gyllenhaal, ambos generosos compañeros. En este proyectazo también participan Eiza González y Carlos Bardem, con quienes no coincidí en rodaje, pero sí compartí muchos buenos momentos fuera del set.
Por otro lado, este pasado julio terminamos de rodar The Hive, un largometraje dirigido por Martín Rosete. Fue un auténtico placer trabajar junto a Godeliv Van den Brandt, Paul S. Tracey, Franka Potente y Sophie Cookson.
Y, por último, estoy deseando que llegue el estreno de la tercera temporada de La Novia Gitana, titulada La Nena, donde tuve el privilegio de ser dirigido por el brillante Paco Cabezas.
Define a Gonzalo Bouza como actor.
Esta pregunta me recuerda a un ejercicio que hacíamos en el estudio de Susan Batson, en Nueva York, donde me formé y trabajé durante cinco maravillosos años. Susan solía pedirnos que definiéramos, en tres palabras, al actor o actriz que aspirábamos a ser.
Jamás he olvidado aquel ejercicio, y recuerdo perfectamente las tres palabras que surgieron de forma casi automática: honesto, impredecible e inolvidable.
Con el paso del tiempo, creo que añadiría una más: versátil. Y, si me apuras, una quinta: empático. Soy plenamente consciente de que son metas difíciles de alcanzar y que no siempre lo lograré. Pero, como yo lo veo, en la búsqueda está el verdadero trabajo.
Hay algo de lo que sí puedo estar seguro: pongo toda la carne en el asador para, al menos, intentar rozar esos objetivos.



