“Una chica no está segura en una familia de hombres, ¡pero nunca pensé que tendría que luchar en mi propia casa!” (El color púrpura, 2023)
Siendo uno de los estrenos más esperados del año, ésta nueva adaptación de ‘El color púrpura’ se estrenaba en cines americanos en diciembre del 2023, regalando un sabor agridulce contrastando con el sabroso recuerdo de la cinta de Spielberg. Y es que esa es la sensación con la que se choca el espectador al descubrir un nuevo visionado que aparentaba ser novedoso, con un potencial innegable, pero que termina rozando la mediocridad.
Si bien la espectacularidad de un musical en la sombra podría haber ayudado a consolidar un mensaje más que profundo, no se consigue para nada. Las distintas tramas que van surgiendo a medida que pasan los minutos no terminan de hacerse cercanas, sino todo lo contrario. Se ha querido simplificar de tal manera una obra tan perfectamente cruel que ahora sus personajes carecen de aristas y se convierten en personajes planos y casi lineales. Su evolución a lo largo de la película es evidente, sin embargo, si hay algo que reprochar en torno a su mensaje, es priorizar el envoltorio. El constante recuerdo, en ocasiones forzado, de lacrimosidad excede los límites y exige tener momentos de respiro que nunca llegan.
A pesar de todo, éste dramatismo intenta salvaguardarse en unas impecables interpretaciones que contribuyen positivamente a superar a su predecesora. Taraji P. Henson roba todo foco que se presente ante ella y Danielle Brooks atina con su personaje en los puntos clave para resurgir y destacar.
Al centrarse en un aspecto musical, el filme se torna en algo teatral que aporta cierta frescura y la alejan de una simple remasterización más. No obstante, dichas canciones y coreografías por lo general se quedan en la nada, pasan desapercibidas y evitan ser recordadas.
En definitiva, ‘El color púrpura’ intenta elevar un clásico simplificando su trama y personajes robándole por completo la esencia de un importante mensaje que no termina por penetrar en lo más profundo del espectador. Mucho ruido y pocas nueces.
¡Hola! Me llamo Unai (IG: @itsunai), culo inquieto, obsesionado con las comedias románticas y licenciado en hacer de otras personas. Entre otras muchas cosas (muchas, pero que muchas muchas).
Disney fue el principal culpable de mi necesidad por crear historias y por eso estudié Artes Escénicas y producción teatral. De hecho, interpreté mi propia vida en una obra de teatro hasta que se metamorfoseó en una preciosa novela llamada “La encrucijá”. Como buen millenial, estoy al día con todas las series y películas que te puedas imaginar. No hay nada en Netflix, HBO Max, Amazon Prime Video o Disney+ que se me resista. Enemigos de la cinefilia, temed. Y como un gran poder conlleva una gran responsabilidad, comparto este don hablando incansablemente con mi comunidad en redes sociales.
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