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Teatro Madrid: Tragantona, el presente nos devorará a todxs, por Pelayo Muñiz


La compañía La Chivata con la asesoría de [los números imaginarios] nos presenta en Nave 73 “TRAGANTONA” escrita por Rebecca Tolosa y dirigida por Irati Morán, en la que nos hacen no sólo testigos, sino también partícipes de un menú un tanto especial.

Nota mental: lo de “TRAGANTONA” a mí me llevó directamente a “GARGANTÚA”, el agujero negro de “Interstellar” que como tal lo devoraba todo, hasta la gravedad y el tiempo… Y algo de eso hay (o quise ver) en la obra, puesto que en un momento determinado un personaje afirma que “el tiempo y el espacio no existen”.

Fin de la nota mental. 

Lo primero que llama la atención al entrar a la sala es el hecho de la disposición del público, que casi rodea el escenario y el que en cada asiento haya un “menú de la ceremonia” (programa de mano) y un chato de vino vacío (por el momento). 

Además, el elenco: Marcelo Carvajal, Paloma Ligero, Miguel Chapa , Plámena Rodríguez y Paula Vilaur Montoya ya están en escena, comiendo y cuchicheando pendientes del resto de personas que ocupan sus asientos. Por un lado lxs comensales, bajo una gasa que les da un aire fantasmagórico. Por otro, la ¿sirvienta?, pendiente de ellxs para hacer desaparecer la tela gracias a un ocurrente sistema de cuerdas. 

A partir de ese momento, la obra se desarrollará dividida según los 4 platos del menú, y poco a poco, iremos entendiendo qué es lo que sucede ante nuestros ojos: lxs 4 comensales, amigxs desde la infancia, han creado un rito (basado en la comida y el movimiento) para huir de un presente lleno de ansiedad e incertidumbre. 

Un rito que se empeñan en realizar, aún cuando haya elementos, recuerdos, roces, revelaciones… que parece que les van a impedir que lo lleven a cabo por completo y logren su objetivo inicial: crear una comunidad que no saben dónde encontrar, pero que ven en las generaciones pasadas. 

Con un lenguaje a veces más propio de la performance y del teatro físico, “TRAGANTONA” empieza siendo una propuesta un tanto críptica, aunque poco a poco deja ver de qué está hablando y cuál es su mensaje, hasta terminar convirtiéndose a ratos en (literalmente) una fiesta en la que se pide al público que participe: se reparte comida, se ofrece vino, se pide a los espectadores que ayuden a mover la escenografía o incluso que canten con los personajes una determinada canción…

Con una escenografía e iluminación mínimas, pero muy bien pensadas, en “TRAGANTONA” se genera un ambiente íntimo y de lo más acogedor en el que siempre se ven las caras del público, para que el elenco pueda hablar con él directamente… Cosa que sucede a menudo. 

En resumen: una propuesta diferente con la que dejarse llevar y celebrar el teatro como rito, como comunidad, como fiesta… Porque tal y como dicen en el menú/programa de mano: “Las verdaderas hazañas sólo ocurren cuando son registradas en la memoria colectiva”. 

Y hacer y programar teatro, ya de por sí, es toda una hazaña. 

Así que muchas gracias a La compañía La Chivata, [los números imaginarios] y por supuesto a Nave 73 por hacerlo posible.